Las rozaduras de los zapatos, sobre todo cuando nos quitamos las medias o los calcetines parece una cosa irremediable fundamentalmente en verano y con zapatos nuevos.
Aplicar algo de crema hidratante en los zapatos harán que se ablanden.
Usar calcetines cuando son nuevos también permite que el zapato se adapte a la forma del pie sin peligro de rozar.
Las llagas o rozaduras de los pies pueden infectarse muy fácilmente debido a la zona que se encuentran.
Cuando se empieza a notar una rozadura lo ideal es proteger la zona y si es posible procurar cambiar de calzado para evitar la formación de la ampolla.
Cuando aparece una ampolla, no es aconsejable pincharla a no ser que irremediablemente se vaya a romper por si sola, ya que al levantar la piel y la supuración de la misma es fácil que se produzca una herida. Siempre hay que procurar mantener la piel que protegerá la rozadura.
Es importante extremar la higiene, ya que es fácil que se infecte por ello es conveniente aplicar algo de povidona yodada con un algodón para secar la piel y si se ha de continuar andando, es aconsejable cubrirlo con un pequeño vendaje o apósito.
Si la ampolla tiene sangre o pus, no se debe tocar bajo ningún concepto y aplicar algo de pomada antibiótica.
Para las rozaduras lo ideal son los hidro-coloides ya que forman una segunda piel y no se mueven como las clásicas tiritas, hay que dejarlos hasta que se caiga el hidro-coloide o si se mueve cambiarlo.
Los callos
Los callos es un exceso capa cornea o células de piel muerta, se trata de una hiperqueratosis. Se forma como defensa de protección del pie frente a una rozadura continuada o presión continuada. El callo es como la durezas descritas pero centradas en una parte más concreta y pequeña.
Para eliminarlos, podemos usar una solución de colodión elástico con salicílico y progresivamente se ira ablandándolo.
También los parches con espuma y salicílico o simplemente una pasta hecha con cera y salicílico, igualmente irán ablandando la piel circundante.
Los juanetes
Más común en mujeres. Realmente se trata de una deformación ósea y en la que hay un importante componente hereditario, ya sea por la manera de andar como por el posicionamiento de los pies o el calzado exagerado con tacones y estrecho.
La artrosis también afecta en la formación de estos huesos.
Es dolorosa al aumentar el tamaño de los mismos.
Se enrojece la zona alrededor del dedo gordo.
Se forma la protuberancia ósea en esa zona.
Se deforma el dedo gordo del pie, torciéndose hacia los otros dedos.
Podemos protegerlos con parches de silicona o espuma, aunque es mejor visitar al podólogo que incluso puede hacer unas plantillas especiales que eviten la formación de los mismos y el desarrollo.
La solución única cuando son muy importantes y provocan la deformación de los dedos de los pies, es la cirugía.